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marcopozo

Febrero 2006, Irlanda V: Jaume y los Erasmus

Para la última noche en Irlanda no habíamos reservado habitación pues el avión salía muy temprano y nuestra intención era pasar toda la noche de fiesta. Pero no contábamos con el “Efecto Naranja”.

El hecho fue que una vez camuflados y con todo lo que pareciese naranja fuera de la vista nos subimos a un taxi y corrimos a refugiarnos en el santuario, el Templo de la Cerveza, como no, la Guinness Storehouse. Al fin y al cabo nos habían pedido que volviéramos.

Una vez allí, y después de contar lo ocurrido, cosa que les pillo a todos por sorpresa ajenos a lo que sucedía en el centro de la ciudad, nos encaminamos al Gravity Bar, no sin antes pasar por la tienda de recuerdos a parchear un poquito y a entretener a las gentes que allí se hallaban.

Una vez en el Gravity Bar, tanto los camareros como Michael el manager nos hicieron sentir como en casa, pero en vez de con las pantuflas y el periódico, nos recibieron con unas pintas y alguna que otra petición.

Una vez más cantamos y bebimos aunque no podíamos olvidar nuestra falta de alojamiento hasta que apareció Jaume, de Mallorca, camarero del Gravity Bar quién, aprovechando que sus compañeros de piso no estaban, nos ofreció su casa para pasar las pocas horas hasta que saliésemos hacia el aeropuerto.

Con el tema del alojamiento resuelto, solo quedaba echar unas coplas y unas copas y esperar a que Jaume terminara el turno, mientras algunos se dedicaban a acosar a un grupito de Andorranas maduritas...

Saliendo de la Guinness Storehouse, colmados de parabienes, felicitaciones y buenos recuerdos y prometiendo volver, nos dirigimos a Can Jaume dónde pedimos unas pizzas. De todos modos la noche no acabo aquí pues nuestro anfitrión recibió una adecuada llamada que le invitaba a una fiesta que organizaban los estudiantes de Erasmus de Dublín.

¡Hay que ver como se lo montan estos tios! La casa estaba a reventar de peña, no faltaba de nada... bueno, si faltaba algo: La Gloriosa para convertir la cocina en una nueva versión del camarote de los Hermanos Marx... ¡Y dos huevos duros!


El Camarote de los Erasmarx

No sé si estudiaran mucho pero divertirse seguro. Allí pasamos las horas cantando y charlando con un montón de buena gente, aunque por supuesto no falto el anti-tuna de turno para tocar un poco los cojones.


¿Momento "Tus Ojos"?

Tampoco faltaron los simpáticos agentes de la ley que en la primera de sus apariciones en vez de llamarnos al orden, llamaron a más compañeros para que vinieran a escucharnos. Finalmente la fiesta se fue diluyendo como un azucarillo en café caliente y nos tuvimos que marchar.

Una vez en casa de Jaume, algunos echaron una cabezadita de media hora mientras Graff y yo ayudábamos a Jaume a vestirse de tuno para hacerse una foto y mandársela a su madre. Durante ese rato descubrimos la cantidad de idiomas que hablaba así como algunas de sus facetas intelectuales como la de escritor o actor.


Jaume "Tunante"

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