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marcopozo

Boracay de día

Boracay es una isla que fue paradisíaca y que ahora es un paraíso. Su playa blanca de casi cuatro kilómetros de largo, está considerada como una de las diez mejores playas del mundo y en muchas ocasiones ha ocupado el primer lugar de la lista. Eso sí, hay que tener en cuenta que esta clasificación evalúa la playa desde el punto de vista del ocio y no sólo como paraje natural. Así pues se trata de una de las mejores playas para el recreo del mundo.

He querido empezar por este apunte porque creo que es importante entender que la playa de Boracay destaca tanto por su belleza natural como por sus servicios, hoteles y resorts, bares y restaurantes, centros de masaje, discotecas y chiringuitos, todos ellos salvo pequeñas excepciones perfectamente integrados en el ambiente y naturaleza de la isla.

Para llegar a Boracay, isla de unos siete kilómetros de largo y orientación norte-sur, situada al norte de la isla de Panay en la provincia de Central Visayas, no queda más remedio que volar hasta Caticlan o Kalibo y desde allí ir en barco. Antes dicho barco, perteneciente las más de las veces a los hoteles de la playa, te dejaba en la playa misma, enfrente de tu hotel pero eran ya tantos, que ahora sólo hay un punto de entrada a la isla por vía marítima situado al sur de la misma. Aún así la gente de la isla todavía ubica los lugares de la playa en función de las antiguas estaciones marítimas que allí hay, tres en total, “tengo mi hotel en la estación uno”, “tal disco está donde la tres”, etc.

Así pues una vez llegados a la estación marítima, hay que ir por la “carretera principal” hasta el lugar del alojamiento. Por supuesto, casi todos los hoteles tienen su servicio de recogida, incluso desde el aeropuerto de Caticlan, con barco y vehículo propios desde la estación hasta el hotel o punto más próximo. En nuestro caso, y dada la distancia entre la carretera y el Red Coconut, situado a pie de playa, tuvimos que bajar en el D-Mall.

The White Beach

La principal atracción de Boracay es su playa Blanca, como ya he dicho una de las más reputadas del mundo. La playa blanca tiene casi cuatro kilómetros de largo y mira al oeste, con lo que desde ella se puede disfrutar de maravillosas puestas de sol en las que como dice Pi, “cerca del ecuador al bajar el sol tan aprisa, se pueden ver una cantidad de colores increíbles en muy poco tiempo”. Desgraciadamente la semana que estuve allí estuvo casi siempre nublado y me perdí el espectáculo.


A lo largo del lado opuesto al mar, se levantan las típicas palmeras tropicales, que tan características son de las playas paradisíacas de nuestro imaginario colectivo y detrás de estas, los bares, hoteles y chiringuitos. Es de agradecer que entre la playa y los locales no haya paseo marítimo al uso de España con coches y las vías del tren del Maresme, sino que sólo hay un pequeño espacio de arena más compacta por el tránsito de los paseantes. No estoy en contra de la ley de costas pero creo que olvidaron que las carreteras y trenes tenían que estar detrás de los chiringuitos, ¿O acaso no hay nada mejor que estar tomando una cañita y poder acercarse a remojar los pies sin tener que hacer una gymkhana?

La playa blanca sólo tiene un pequeño accidente en su mitad norte, unas piedras con una pequeña capilla incluida, que nosotros llamábamos “las piedras”. Por otro lado, los hoteles y edificios que hay a primera línea de mar, tienen la deferencia de no elevarse sobre las palmeras, con lo que desde el agua casi pasan desapercibidos.

Red Coconut y otros lugares

Durante nuestra estada en Boracay estuvimos alojados en el Red Coconut Beach Hotel de Connie y Luc. Está situado en la mitad norte de la playa y es uno de los ressorts más conocidos. Ofrece todos los servicios típicos de los establecimientos de la isla y destacaria la gran simpatía de los camareros y todo el personal.

Antiguamente el Red Coconut sólo contaba con una zona de cottage o cabañas en lo que ahora es la parte trasera del complejo pero ya hace unos años que levanto un edificio más estilo hotel con habitaciones, aunque como ya he dicho no se levanta por encima de las palmeras.

En la parte delantera, entre el hotel y la playa, tiene piscina y el bar, con su extensa carta de cócteles que fui degustando a lo largo de la semana, y este año como novedad habían instalado un horno de leña para hacer pizzas al estilo italiano. ¡Estaban muy buenas! La cocina también ofrece comida francesa y filipina. Finalmente, y después de la puesta de sol, los trabajadores se apresuran a preparar la zona de la playa con mesas y farolas tenues para las cena.

Un poco más al norte del Red Coconut, a un par de locales de distancia se encuantra el Café del Mar, en el que mi amigo Tortilla dejo una huella que no se puede borrar. El establecimiento está regentado por Cory, que lo bautizo con ese nombre como homenaje al local del mismo nombre que hay en Ibiza.

Café del Mar, destaca por su decoración, la barra es una barca de pescadores y las columnas son sirenas y por sus Frozen Margarita que son tremendos tanto de calidad como de cantidad. También su cocina es excelente, con unos platos de pasta increiblemente buenos, aunque eso sí, su precio es más alto que el estandard de Boracay. Mis recomendaciones son los tagliatelle al limón y gambas y los tagliatelle con salsa cremosa y salmón.

Para terminar este apartado y obviando la gran cantidad de bares donde hicimos paradas técnicas, me gustaría hablaros del café donde nos metiamos los chutes de cafeína. Se trata del Real Coffee and Tea Cafe. Allí uno puede tomar un “Real Coffee” que consiste en un café espresso alargado con una tza de café blend, al tiempo que charla amistosamente con la dueña mientras esta prepara en la misma barra sus riquísimos browneys.

Deep Boracay

En el tramos más estrecho, la isla sólo tiene unos 400 metros de ancho, con lo que un paseo hasta la cosra este no es ninguna excursión. La costa este esta menos urbanizada por el momento y su playa no es blanca pero ofrece otras alternativas. En la época de mi visita, su activo más importante es el viento, que permite a los amantes del surfing o el kitesurfing pasarlo en grande.


Claro está, para llegar a la costa este, hay que cruzar por el Boracay profundo, donde viven los filipinos, llamados aklanos por pertenecer Boracay a la división administrativa Aklan. Me sorprendió ver un criadero de gallos de pelea, afición muy popular en las islas, y la gran cantidad de chamizos con televisión por cable. También hay muchas casas del llamado estilo balinés, o sea de paredes abiertas o incluso sin paredes. Por lo demás poca cosa a destacar del interior de la isla.

2 comentarios

Chandal -

Mola el careto de mesevanasalirlosojos que tienes con el cocktail, jjjj

Matty -

¡Qué envídia! Parece un lugar maravilloso.