Junio 2006, Korea II: Seoul
Capital de Korea del Sur, Seoul es una ciudad abigarrada, activa y sucia. Dispone de un eficiente sistema de metro que la conecta con las ciudades cercanas como Suwon. A parte de sus templos y mercados no destaca por sus puntos de interés turísticos.
La idea inicial de mi viaje a Korea era la de pasar dos días en Seoul y luego recorrer el país aprovechando el KR Pass. Una vez visitada la capital, ya no encontré necesario moverme con todo el equipaje y buscar alojamiento en las diferentes ciudades. Las ciudades de Korea se pueden visitar en apenas unas horas.
En Seoul podemos encontrar bastantes templos y palacios si bien, visto uno vistos todos. Sus características columnas rojas y sus techos de pagoda son exactamente iguales doquiera que vas. Además, los palacios están cerrados con lo que no puedes ver su interior. Finalmente, sus jardines suelen ser austeros en el caso de que dispongan de ellos y su ubicación en medio de la ciudad tampoco hace que luzcan en demasía.
En cuanto a cosas modernas, podemos encontrar rascacielos, torres y edificios de diseño por casi toda la ciudad sin que estén excesivamente concentrados en ningún barrio o zona determinada, a excepción de la isla de Yeouido donde encontramos el centro financiero, el Parlamento y el edificio KLI63, el más alto de la ciudad.
El primer día decidí empezar mi visita por la zona de artesanías de Insa-Dong, cercana a mi alojamiento. Básicamente es una calle con paraditas, tiendecillas y puestos donde comprar souvenirs baratos y típicos. Carece de atmósfera y es decepcionante.
Mi segunda etapa fue el Palacio Gyeongbokgung. Allí llegué en el momento justo del cambio de guardia, colorido y no excesivamente largo. Además una vez terminado puedes hacerte fotos con los soldados que van ataviados con uniformes tradicionales. El recinto tiene cierto interés pero no se puede visitar ninguna sala.
Guardia del Palacio Gyeongbokgung.
Korea y la pasión por el fútbol
A una semana del Mundial de fútbol de Alemania 2006, en Korea se respiraba selección nacional por todos los rincones. Especialmente impactante la fachada del ayuntamiento, cubierto con unas lonas que simulaban la autentica fachada pero que incluían un par de hinchas gigantes y a la mascota del equipo, un simpático tigre. Además, en cada estación de tren o metro, había numerosos puestos donde comprar camisetas, bufandas y demás merchandising. El lema: “Again 2002” recordando el mundial de Korea y Japón en el que quedaron en 4ª Posición.
Decoración del Ayuntamiento con motivo del Mundial de Fútbol
Después de visitar el ayuntamiento me fui al mercado de Namdaemun. Lleno de galerías comerciales y puestos callejeros, se puede encontrar de todo. Mi pregunta: ¿Por qué los coreanos creen que los tunos parecen escoceses? Esa fue la anécdota de mi paseo por el mercado.
Los mercados en Korea son quizá los lugares más interesantes, en los que se puede conocer gente y hacerse a la idea de la realidad del país. No guardo buen recuerdo de Korea pero la poca gente amable la encontré en los mercados.
Más palacios y la Torre de Seoul
Siguiendo mi periplo por los palacios de Seoul cada vez estaba más crispado. Es realmente decepcionante cuando visitas los puntos que recomiendan las mejores guías de viaje con unas cuantas horas a pie a tus espaldas, y cada uno es peor que el anterior. En el palacio de Changgyounggung encontré una pareja que vestía el traje tradicional de boda. Lo primero que pensé fue lo afortunado que soy de que mi novia sea japonesa y no coreana…
Novios vestidos a la manera tradicional
Para terminar mi visita a Seoul me dirigí a la Torre de Seoul desde la que poder disfrutar de las “mejores” vistas de la ciudad.
La torre en si misma no está mal, sobretodo al anochecer. Sin embargo las vistas no son nada del otro mundo, aunque claro, Seoul no es nada del otro mundo.
Creo que Korea no está aún preparada para el turismo, como demuestra el hecho de que en la Torre de Korea no vendan ni siquiera postales.
Torre de Seoul. La ilumiación cambia a intervalos.
Bueno, hasta aquí el resumen de Seoul. En Korea III hablaré de Busan y su mercado de pescado Jagalchi.
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Cristina -